sábado, 17 de noviembre de 2007






La afirmación es la siguiente: el mundo es, en efecto, un pañuelo, y nosotros los malditos mocos.


Si me pongo a contar fríamente, las historias paralelas en Magnolia son:

  • El ex niño prodigio
  • El actual niño prodigio
  • El gurú de la seducción
  • El padre del gurú de la seducción
  • La esposa del padre del gurú de la seducción
  • El enfermero del padre del gurú de la seducción
  • La cocainómana
  • Su padre
  • El policía que se enamora de la cocainómana (quien lleva el hilo, digamos, dentro de la película y se encarga de hacer las reflexiones genéricas que aplican tanto a todo el abanico de personajes como a nosotros que miramos y decimos “sí! La puta madre! Es ASI!!!”).
  • Y si me olvido de alguna, confío en que alguno de ustedes sabrá acotar de modo acorde.

Todos estamos en relación con más cosas de las que nos imaginamos, con más gente de la que nos imaginamos, y esa gente nos afecta, sin saberlo, de modo directo, franco, sin tapujos. Nos enteremos o no, siempre vivimos afectados por el universo de extraños que nos rodea y del que a veces no nos damos cuenta por estar encerrados en nuestras pequeñas miserias cotidianas. Que son ciertas, que son reales, pero a veces –en la mayoría de los casos- no nos dejan darnos cuenta de las pequeñas cosas hacen la diferencia entre una vida bien vivida y una vida de mierda.

Todos los personajes de la película, esa gran historia global en la que unos colisionan contra otros sin un sentido aparente, en un principio, tienen algo o alguien que se encarga de cagarle la vida de tiempo completo -cuando no son ellos mismos-. Experimentan desilusiones ,grandes o pequeñas, frustraciones, vejaciones, adicciones, enfermedades, obsesiones. Cuestiones que no los dejan ser como quisieran, o que los han empujado de tal manera a una realidad alternativa que los modifica, trastorna, y tal vez ni siquiera hayan reflexionado mucho al respecto.

La colección de actores y actrices es excepcional, cada papel parece escrito a medida de cada intérprete, un gran acierto de casting. Ni hablar del guión que Paul Thomas Anderson nos regala, que seguramente le habrá costado un parto y medio, ese enjambre tejido a la perfección en el que no hay falla aparente, ni a simple vista ni a mirada más certera.

Tanto el principio, con las historias cortas que nos muestran que a veces la casualidad no existe, como el final, con la tremebunda lluvia de sapos, nos dejan la sensación de que el cine es más la vida misma de lo que nos imaginamos.

Rebobinen sobre situaciones así en sus vidas, después me cuentan.

Todo lo que podemos sentir alrededor de una situación caótica de todos los días, está en
Magnolia. Estamos solos, y la tendencia a es a sentirnos cada vez más solos, que es en sí nuestra esencia. Solos nacemos, solos nos morimos, pero en el medio nos cruzamos con miles de personas que nos afectan. Saber dejarse afectar es la cuestión.

Y no me vengan conque se parece a
Crash, porque esa pseudo-película no es más que Magnolia masticada para idiotas.

La banda de sonido, a cargo de Aimee Mann es... inexplicable (para un comentario sobre la banda de sonido de la película, ingresar aquí.

Año: 1998.
Dirige: Paul Thomas Anderson, sobre su propio guión original.
Con: muchos grossos, véanla y ya.

Recomendación: vayan a la Biblia y lean Exodo 8:2.

Acotación al margen: una de las pocas películas en que actúa Tom Cruise y no tengo ganas de cagarlo a trompadas por sobreactuar así... tan como sólo "él" sabe hacerlo.

Links

IMDB

Site oficial de la película


Magnolia en Wikipedia

1 comentario:

Unknown dijo...

Me encanta las pelis de Paul Thomas Anderson, hay tantas cosas que ver y tantos detalles que no dejar pasar que se vuelve un ejercicio que absorbe todos los sentidos.
Desde la divertida y retro Boogie Nights, pasando por la que comentaste tu Magnolia, y la otra que me gusto mucho fue Punch-Drunk Love, traducida como embriagado de amor en Chile.

Nada más que acotar tu crítica está bien buena, como siempre.

Saludos
RJ